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Cuando hablamos de la palabra “adicción” muchas personas refieren a que solo hablamos de drogas pero según, la Organización Mundial de la Salud, es una enfermedad física y emocional, en el sentido de una dependencia hacia una sustancia, actividad o relación.  Está representada por los deseos que consumen los pensamientos y comportamientos del adicto, y éstos actúan en aquellas actividades diseñadas para conseguir la sensación o efecto deseado y para comprometerse en la actividad deseada. A diferencia de los simples hábitos o influencias consumistas, las adicciones son "dependencias" que traen consigo graves consecuencias en la vida real que deterioran, afectan negativamente, y destruyen relaciones, salud (física y mental), además de la capacidad de funcionar de manera efectiva.

 

Existen diferentes tipos de adicciones que ante la vista de muchos no son tan importantes para la sociedad y no son tomados como una adicción, sino como algo normal. Bien se sabe que algunas son más peligrosas que otras, pero de igual forma no dejan de ser adicciones; cabe destacar que actualmente las más conocidas son: las drogas, el alcohol, la ludopatía, la ninfomanía, la comida y las redes sociales; que hoy por hoy afectan más a la población joven.

 

¿Por qué la humanidad se basa en que las adicciones mencionadas anteriormente, son las únicas que causan daño, y no ven algún perjuicio en una persona que exagera en su rutina de deporte, en otra que tiene como costumbre estar masticando chicle o estar tomando diariamente coca-cola? ¿Qué diferencia hay? Ninguna, porque de alguna u otra forma por muy pequeño que sea se vuelve dependiente de este.

 

Por ejemplo un individuo al cual le encanta el chocolate y dice que es adicto a este, nadie lo toma a mal y no ve lo perjudicial que puede llegar a ser este para su salud, en cambio si otra dice que es adicto al cigarrillo, es señalado por la sociedad y reaccionan negativamente a su conducta; quizá esto se ve afectado porque a todos desde pequeños nos dieron una imagen negativa de unas cosas mas no de otras. Por ese mismo tabú se decidió trabajar sobre las adicciones más comunes.

 

“Nadie es culpable por tener cáncer, nadie es culpable por ser adicto, éste debe asumir las pérdidas, afrontar las consecuencias, responder, en la medida de lo posible, reacondicionar la  familia dañada aunque muchas veces es imposible, ya es demasiado tarde, de todas maneras debe, el adicto,  creer más en el bien que en el mal. La adicción tapa lo bueno, nuestros dones, nuestras motivaciones y talentos únicos, nuestra creatividad”. En este momento el mundo solo se centra en juzgar al “adicto”, pero nunca se pone en sus zapatos o por lo menos a pensar que lo conllevo a tomar ciertas decisiones, si quizá fue por problemas o porque quieren evitar alguna insatisfacción de la realidad, y no tienen en cuenta lo fuerte que son sus palabras y el daño tan grande que podría causar en él; no ven más allá de las capacidades, talentos o cualidades que pueden llegar a tener estas personas. Porque tristemente vivimos en un mundo donde nos importa más lo superficial, lo que vemos, las apariencias más no nos focalizamos en mirar más allá.

 

Según Sonia Gómez: “La droga se mueve entre las esperanzas paradisíacas y la cruda realidad. El adicto va tras un mundo sin dolores ni complicaciones, pero se queda en el intento, porque no hay una sola droga que en un determinado momento no sea peligrosa”. Pero realmente la droga no es la única adicción, estamos rodeados de  realmente en esta sociedad el mal entra en la casa de pobres y ricos, no hay distinción de sexo, religión,  no respeta a jóvenes, niños o adultos. Nadie puede tener completa seguridad de no caer en alguna adicción, porque entre adicción y práctica saludable hay una estrecha línea la cual es muy fácil de sobrepasarla pero difícil de  retroceder, en palabras más coloquiales "es fácil entrar pero difícil de salir", la acción se convierte en adicción cuando hay un impulso descontrolado de necesidad o falta de realizar esa acción.

 

Hay un viejo mito que dice que si el adicto no pide ayuda por propia iniciativa, no se puede curar. Pero esto es algo que ya esta errado, claro está que si el acepta lo que es, es mucho más fácil el proceso del tratamiento. Todos deberíamos optar por el bien común y por ayudar a personas que realmente lo necesitan. En vez de ponernos en contra de la gente adicta, nosotros los seres humanos deberíamos buscar juntos una solución, ya que todos sabemos que existen muchos lugares que brindan una recuperación para este tipo de personas, y es de gran importancia tener el apoyo de la familia, porque esta es la que tiene más influencia y la que mas brinda fuerza para que la persona adicta pueda salir adelante.

 

Al poner etiquetas en las personas y llamarlas alcohólicas, drogadictos, ninfómanas o de otra forma causan discriminación y esto fortalece su miedo y los cohíbe de buscar ayuda, porque nadie quisiera ser juzgado, si se tomara en cuenta de que todos merecen respeto independiente de su "adicción" así se obtendría confianza para dar el primer paso que es asumir que se tiene un problema; por estas mismas razones que la sociedad impone de criticar y alejar a estas personas se ve violencia entre familias, separándolas, muchos deciden optar por delinquir porque según ellos no ven oportunidades y se sienten aislados y todo esto gracias a las mimas barreras que la sociedad estableció creyendo que alejar a lo "malo" iban a generar cosas positivas mientras que causan todo lo contrario.

fuente:

 

http://drogadiccionyconcecuencias.blogspot.com.co/

Leon Danilo, 24 de febrero de 2016

Paraiso Ficticio,Primera edición diciembre de 1992, Editorial Colina, Sonia Gómez Gómez, 18 de Febrero de 2016

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